El conflicto entre Estados Unidos e Irán, que ha durado más de 45 años, se ha caracterizado por su baja intensidad, mayormente librada en territorios ajenos como Irak y Líbano. Mientras Washington lanzó recientemente ataques aéreos en instalaciones nucleares iraníes, analistas sugieren que estas acciones podrían estar ayudando al régimen en su supervivencia y consolidación de poder.
El impacto de las operaciones militares extranjeras en Irán
Desde la invasión de Irak en 2003, Irán ha estado involucrado en la guerra asimétrica contra Estados Unidos, enviando insurgentes y suministrando armas avanzadas, como los explosivos de cobre que perforaban los blindajes de los tanques estadounidenses. Estas armas, cuyo origen fue rastreado hasta fábricas iraníes, mostraban cómo el país apoyaba activamente a grupos que combatían a los intereses occidentales en la región.
El empleo de estos explosivos fue avisado por funcionarios israelíes, quienes enfrentaron por primera vez esas armas en Líbano, donde Hezbollah, con apoyo de Irán, había innovado en ataques contra fuerzas israelíes y estadounidenses. Estos eventos evidencian la estrategia iraní de desafiar a EE. UU. mediante Dh insurgencias y ataques indirectos, que continúan hasta hoy.
Política interna y simbolismo en Irán
La historia de Irán con EE. UU. está marcada por 444 días de toma de rehenes en la embajada estadounidense en Teherán, en 1979, una humillación que aún resuena en la memoria colectiva del país. La revolución liderada por el ayatolá Ruhollah Khomeini derrocó al régimen pro occidental, instaurando un estado islámico que se ha enfrentado con EE. UU. desde entonces.
El famoso lema “Muerte a América” sigue presente en murales y en el discurso oficial, alimentado por un resentimiento derivado tanto del pasado colonial como de las intervenciones militares recientes. La embajada de EE. UU. en Teherán, convertida en un museo, simboliza ese enfrentamiento histórico y la percepción de humillación permanente.
¿Inadvertidamente, las acciones militares fortalecen al régimen?
Expertos sugieren que los ataques recientes, en lugar de debilitar al régimen iraní, podrían fortalecer su narrativa de resistencia contra EEUU. La repetición de las agresiones y las sanciones empujan a la población a identificar al gobierno como defensor frente a amenazas externas, consolidando su control y legitimitad.
“Las operaciones militares pueden consolidar el discurso del régimen de que es un baluarte frente a los enemigos exteriores”, afirmó Geoffrey Roberts, analista en política de Oriente Medio. “Esto ayuda al gobierno a mantener el apoyo interno en momentos de tensión internacional”.
Perspectivas futuras para la región
El régimen iraní continúa proyectando fortaleza, a pesar de las sanciones y los ataques, y busca fortalecer alianzas en la región, especialmente con grupos armados en Líbano, Siria y Yemen. La comunidad internacional enfrenta el desafío de buscar soluciones diplomáticas que eviten una escalada que pueda beneficiar aún más al gobierno de Irán.
En conclusión, las acciones militares de EE. UU. parecen haber tenido, en muchas ocasiones, un efecto contrario al deseado, fortaleciendo al régimen iraní y dificultando una paz duradera en Oriente Medio.
