En medio de un clima tenso provocado por las amenazas de la administración Trump, la comunidad inmigrante de Los Angeles sigue esforzándose por avanzar pese a la criminalización y el miedo. Este semana, en la graduación de una secundaria, miles de padres, muchos indocumentados, enfrentaron la presencia de policías y rumores de futuras redadas de ICE, mientras celebraban décadas de esfuerzo y sacrificio.
Una comunidad inmigrante en el centro del conflicto
El distrito escolar de Los Angeles (LAUSD), donde enseño, cuenta con aproximadamente una cuarta parte de estudiantes indocumentados. Muchos de estos jóvenes y sus familias arriesgaron sus vidas para llegar a Estados Unidos en busca de un futuro mejor. La ceremonia de graduación, que en tiempos normales sería una jolgorio, se vio marcada por la inseguridad: algunos padres vieron el evento desde sus casas por Zoom, por miedo a una posible operación de las autoridades migratorias.
Mientras tanto, la presencia policial en los alrededores del evento y el discurso del secretario de Seguridad Nacional, Kristi Noem, que calificó a LA como una “ciudad de criminales”, aumentaron la tensión. La atmósfera era una mezcla de orgullo y temor, en medio de una política migratoria cada vez más agresiva.
Historias de resistencia y sacrificio
Los estudiantes que se gradúan representan una muestra de la lucha cotidiana de los inmigrantes. Uno de mis alumnos en un curso avanzado de gobierno federal logró ingresar a UCLA gracias a una beca, pese a haber trabajado desde los 12 años para mantener a su familia. Otros enfrentaron la pobreza extrema o la amenaza constante de las pandillas en sus países de origen, como la joven salvadoreña que huyó tras disparar a un miembro de una banda y cruzar México con la esperanza de encontrar a su padre en Los Ángeles.
Este mismo día, nuestro director reconoció a quienes servirán en las Fuerzas Armadas, muchos de ellos motivados por la necesidad de un ingreso, la posibilidad de obtener la ciudadanía o ayudar a sus familias. La inmigración, muchas veces percibida como una barrera, es en realidad una vía para la esperanza y la superación.
El papel de los inmigrantes en la economía y la sociedad
Los inmigrantes sustentan sectores clave como la construcción, la agricultura, la hospitalidad y los cuidados geriátricos. La presencia de estos trabajadores es fundamental, aunque muchas veces invisibilizada o estigmatizada. Personalmente, recuerdo la gran cantidad de inmigrantes que cuidaron a mis padres en sus últimos años, siempre en la sombra.
No obstante, grupos conservadores y figuras como Matt Walsh insisten en demonizarlos, acusándolos de ser una carga para el sistema de bienestar social, lo cual no tiene sustento. Los datos muestran lo contrario: los inmigrantes aportan más en impuestos de lo que reciben en beneficios sociales. En California, pagan más de 50 mil millones de dólares en impuestos estatales y locales, además de colaborar con millones en impuestos federales.
La lucha por la dignidad y los derechos humanos
El temor de las familias ante las redadas y el temor a la separación hace que muchos inmigrantes teman por su destino y el de sus seres queridos. La falta de un proceso justo y la posibilidad de ser deportados a países donde enfrentan peligros, como El Salvador, acrecientan la angustia. La controversia sobre las operaciones de ICE y las declaraciones contradictorias del gobierno federal solo aumentan la incertidumbre.
Por ejemplo, muchos estudiantes que en realidad buscan un futuro en Estados Unidos sienten que su esfuerzo valió la pena. Uno de mis alumnos, que llegó hace poco tiempo y que aprendió inglés en cuatro años, fue admitido a una universidad y aspira a crear medicinas que beneficien a comunidades como la suya. Su historia evidencia que, pese a la adversidad, la esperanza permanece.
Perspectivas para el futuro en un clima adverso
La tensión política y las amenazas continúan afectando la estabilidad emocional de las comunidades inmigrantes en Los Ángeles. Sin embargo, su perseverancia y compromiso con sus metas siguen siendo un ejemplo de resistencia. La comunidad y los docentes trabajamos día a día para apoyar a estos jóvenes y sus familias, promoviendo la dignidad, la educación y los derechos humanos en un entorno marcado por la incertidumbre y la lucha por justicia.
